Nadie sobrevive - DiAvLo
"Sobrevivir" solía significar una victoria sobre la muerte, una hazaña reservada para aquellos que escapaban de la catástrofe. Hoy, sin embargo, "sobrevivimos" de lunes a domingo a un sistema que nos exprime hasta la última gota de energía, tengamos o no un "trabajo estable en condiciones de contratación digna conforme a la ley", mientras se nos vende la idea de que ser precarizados o explotados es un signo de adaptación y constante resiliencia. Ser nuestro propio jefe, tener horarios flexibles y vivir en la incertidumbre constante ahora es admirable y sinónimo de éxito. "¡Un emprendedor!, un luchador, un visionario!", se escucha decir repetida y sistemáticamente en distintos escenarios. La realidad cruel es qué la gran mayoría solo estamos "viviendo a duras penas", donde la estabilidad es una cada vez más lejana añoranza, sobre todo para quienes realizamos actividades aparentemente "inútiles" como por ejemplo, las artes... este mismo ejercicio, es un intento (talvez torpemente honesto) de eso qué acabo de analizar: tratar de adaptarme a la realidad actual con la esperanza de en algún momento de lo que queda por vivir, encontrar una retribución a todo nivel por los esfuerzos creativos acá reunidos, qué me permitan cierta sustentabilidad siendo y haciendo lo que más o menos puedo hacer mejor de cara a la sociedad en la que vivimos actualmente... No es esta una queja, simplemente una reflexión algo cruda y honesta.
Pero si vivir y sobrevivir se han vuelto casi sinónimos, ¿qué podríamos decir de la existencia? ¿Es este acaso solo "el gran espectáculo de la humanidad"? Nos gusta pensar que somos únicos, irrepetibles, importantes, que nuestras acciones tienen peso en el universo. Pero, si miramos un poco más allá de nuestras preocupaciones cotidianas, nos daremos cuenta de que somos apenas un rápido e insignificante pestañeo en la temporalidad y vastedad del cosmos. Queremos creer que trascendemos, que dejamos huella, que hay algo más grande que la simple suma o resta de nuestras decisiones. Y, aun así, todos, sin excepción, dormimos, despertamos, nos alimentamos, generamos desechos y, sin falta, moriremos.
El título "Nadie Sobrevive" para este cuarto lanzamiento de DiAvLo, es un recordatorio incómodo de esta inevitable certeza. No somos invencibles. No seremos recordados para siempre. Y tal vez, solo tal vez, eso no es tan malo. Porque si dejamos de tomarnos tan en serio, si dejamos de pelear por ser más que los demás, si abandonamos un poco la arrogancia de creernos el centro del universo, podríamos encontrar algo parecido a la paz o la tranquilidad. No esa paz de los libros de autoayuda ni de los influencers del optimismo vacío e impostado, sino la paz y tranquilidad de saber que no tenemos que demostrarle nada a nadie y que, si de verdad existe una competencia importante, es contra nosotros mismos y nuestras inseguridades adquiridas.
Así que aquí estamos, sobreviviendo, muchas veces angustiados, otras veces riéndonos de nuestra propia insignificancia y tratando de vivir sin tanta pretensión cuando comprendemos y asumimos qué de pronto es mejor así. Porque al final del ejercicio, "nadie sobrevive", pero tal vez el verdadero éxito esté en lograr disfrutar la existencia y encontrar algo de tranquilidad en el camino, antes del inevitable final...
Acá está el videoclip realizado por mí utilizando como principal fuente de imagenes la plataforma pexels.com
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